La LXI legislatura: Mario Arturo Mendoza Flores

Print Friendly, PDF & Email

El día de ayer sábado, quedó formalmente instalada la LXI legislatura del estado; con ello –para muchos de nosotros–  da inicio formal la transición democrática tan largamente anhelada por los oaxaqueños, quienes reiteradamente demandamos una nueva forma de ejercer el poder y de hacer gobierno. Por lo que consecuencia de esa oferta diferente por la que la ciudadanía votó abrumadoramente el pasado 4 de julio, es que por vez primera se registra un Congreso multipartidista, en donde ninguno de los institutos políticos por sí mismo logra conformar una mayoría absoluta y avasalladora, como sí la tuvimos durante el periodo hegemónico del partido tricolor. Sin embargo es deseable que la unidad manifiesta hace apenas unas semanas por los diputados pertenecientes a la Coalición “Unidos por la paz y el progreso” se mantenga por encima de intereses personales, de grupo e incluso de partido, para enviar el mensaje a la ciudadanía de que se comienza con el pie derecho.

 

Lo escribí meses atrás, es tiempo de que los diputados de los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática, del Trabajo y de Convergencia; quienes en su conjunto integraron la Coalición triunfadora,  se den cuenta de que con su toma de protesta dejan de ser esa oposición que por décadas tuvo que remar contra corriente para obtener los espacios que hoy merecidamente ostentan. Dejan de ser oposición para convertirse en  gobierno. Con ello tienen la enorme oportunidad de hacer lo que tanto señalaron y criticaron cuando estaban del otro lado del escenario político. Cuántas veces nosotros mismos señalamos –no sin indignación– la aprobación de tal o cual ley que iba en contra de la población; o con irritación el “congelamiento” de una ley que permitiría en lo posible el equilibrio de poderes. Suficiente con recordar lo sucedido en las últimas semanas de la extinta LX legislatura para ubicar la serie de yerros que se cometieron, en el afán priísta de “servir” a su jefe máximo. Ha llegado el momento de demostrar con hechos y ya no con palabras de que la ciudadanía tuvo la razón al elegir a una opción diferente.

 

El tiempo de legislar con responsabilidad, con seriedad, con legalidad y particularmente con sensibilidad ha llegado. Es tiempo de recordar que el diputado es el representante del pueblo; es el que lleva su voz a la tribuna del Congreso; es el que lo defiende de aquéllas situaciones que le afectan y le incomodan. El contexto político y social del estado se presta para ello, ojalá que lo comprendan de inmediato. Tienen la ventaja de que  contarán con un titular del ejecutivo legitimado por los mismos votos que los llevaron a ustedes a ocupar la curul que hoy ostentan; un ejecutivo con la claridad de que se tienen que realizar las reformas necesarias para alentar la participación ciudadana en la toma de las grandes decisiones y con ello sentar las bases para la transición democrática. El gobernador electo Gabino Cué pide de ustedes compromiso y colaboración, no un servilismo a ultranza como el que vimos reiteradamente en los Congresos anteriores. Ojalá lo entiendan con prontitud, y en base a la agenda legislativa común que se pactó semanas atrás comiencen a debatir con altura de miras.

 

Paradójicamente serán los diputados priístas los que se ubiquen ahora en el papel de opositores, y vaya que sí lo harán, pues ahora serán ellos los que recurrentemente exhibirán en sus intervenciones lo que consideren improcedente, aún cuando se les podrá decir que eso debieron haber hecho desde hace varias décadas atrás, pues nunca lo hicieron cuando tuvieron la posibilidad para ello. El escenario es otro.  Serán a partir de ya los priístas sus principales cuestionadores y refutadores; sin embargo no habrá argumento que valga cuando se trate de discutir una iniciativa que cuente con el sustento ciudadano, de ahí su enorme sensibilidad para hacer lo que el mandato popular les indica. Temas como la participación ciudadana, el cabildo abierto, el plebiscito, el referéndum, las contralorías sociales, tabuladores para los funcionarios públicos serán no sólo aplaudidos, sino respaldados por la ciudadanía que demanda un Congreso a la altura de esa fecha histórica que significó el 4 de julio.

 

Lo peor que le pudiera pasar a la LXI legislatura es incurrir en la técnica del Gatopardo, o sea en la tentación de simular de que las cosas cambiaron para que todo siga igual, ¡no! por favor. Ya no queremos diputados que sólo se presenten a alzar la mano y a cobrar sus dietas, tampoco de aquéllos que son simples testimonios durmientes en las sesiones ordinarias, mucho menos barbajanes que sin el menor respeto a su investidura y a lo que representan utilizan la tribuna para exhibir sus rencores y sus frustraciones. Ya no más diputados que se olvidan por quienes están ahí y se alejan de inmediato de sus representados. Ya no más legisladores que ofertan su voto como si fueran pinturas de Toledo. Ya no diputados que cuando se les va a buscar para una gestión cierran su puerta y envían al secretario de su secretaria para decirles a nuestros indígenas que regresen otro día. Ya no más de aquéllos que olvidan sus orígenes y adoptan las mismas actitudes que tanto criticaron, y que ahora que están ahí los seduce, los transforma y los enloquece.

 

Los oaxaqueños confiamos en ustedes, ¡no nos fallen! Parte del cambio por el que se votó recientemente, pasa por una participación activa de la sociedad, quien atenta a lo que se hace o se deje de hacer, está presta para emitir su opinión. El escrutinio público será una herramienta recurrente que señale los aciertos o los errores en el momento en que se cometan, esa es parte del nuevo contexto en que habrán de desempeñarse y del cual estamos absolutamente seguros sabrán corresponder con trabajo, con transparencia, con talento y con un profundo amor por Oaxaca.

 

Los oaxaqueños demandamos una división de poderes que contribuya a la paz y al progreso del estado. Que nos una. Que nos devuelva la tranquilidad robada. En sus manos está señoras y señores diputados. ¡Éxito en sus funciones!