La fuerza de las ideologías: Luis Octavio Murat

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luis-octavio-muratHace unos días, al ser cuestionado por los medios de comunicación sobre el  paro de labores del sector empresarial en protesta por la violencia de la CNTE, Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, afirmó, entre otras cosas, que México no se rige por ideologías de ninguna especie, se trabaja la política trazada por el Presidente de la República, etcétera…

Las declaraciones del responsable de la seguridad del país me han llamado la atención por la razón siguiente: Las historias nacionales como la historia universal son espléndidas al estar plenas de las grandes obras políticas que se han escrito derivadas del genio y las diversas corrientes del pensamiento humano.

Desde la prehistoria hasta el presente violento en el que Europa, el Medio Oriente y parte de Norteamérica son acosados por la grave amenaza política-religiosa del terrorismo Islámico (ISIS) los actos humanos han sido generados por el pensamiento y el talento de las ideas para construir realidades como las democracias y El Estado; las ciudades y las repúblicas; las monarquías y las dictaduras; transitando primero, por todos los ciclos anteriores que han permitido la construcción del mundo institucional equivocándose y acertando.

No todo ha sido terrorismo, fascismo, nazismo, comunismo, capitalismo, maoísmo y los ismos que me faltasen. Por el contrario, los avances de las ideas en el mundo civilizado han sido fantásticos como los viajes espaciales; las impresionantes obras de construcción como los  puertos que son enormes estaciones mundiales de  mercancías que surten a todos los países del planeta; los increíbles puentes que desafían las leyes de la gravedad para comunicar a los individuos y sus transportes; las torres que permiten crecer a las ciudades hasta los cielos; los avances tecnológicos en las comunicaciones aéreas, navieras, por tierra; por internet que nos pone en contacto con lo más recóndito del mundo en un instante; más todo lo valioso que nos permite educarnos, a fin de poder vivir mejor hoy que ayer.

Con la educación se aprende a pensar, a usar el pensamiento para que germinen las ideas, para bien o para mal; para lo negativo o para lo positivo; para la razón o la sin-razón.

Así nacieron los mundos de la Política aristotélica, o de la República de Platón. Usando el pensamiento para ir construyendo el mundo civilizado de las Leyes de la República, a fin de protegerse de las asechanzas de los lobos de la Edad Media Cristiana y como paso obligado de la dialéctica humana para continuar su eterna marcha hacia la superación infinita.

Se tuvo que pensar y escribir para crear el arte y la poesía, la literatura y la filosofía, las ciencias humanas y las técnicas para crear sistemas, conductas, programas en todos los órdenes. Desde lo bello hasta lo diabólico; desde lo malo hasta lo bueno; desde la tribu al Estado; desde la oscuridad de la mente hasta la inspiración poética; desde el silencio de la noche al acorde musical; del simple acto nacional a la Historia Universal.

Sin las ideas, sin las corrientes del pensamiento, sin saber pensar, sería imposible construir lo que hasta ahora está en pie; bueno y malo; humano y bestial. Así surgieron las ideologías para dar origen a las ciencias; a la política, ciencia de todas las ciencias, la ciencia que construye los medios para la conquista del poder.

Poder para hacer y poder para lograr hacer.

En consecuencia, a partir de la fuerza que cobraron las distintas corrientes del pensamiento humano, el planeta se fue transformando, construyendo y destruyendo a causa de las guerras y enfrentamiento de las ideologías, de sistemas económicos, de las ambiciones de riqueza y la ambición de los países poderosos.

Han sido las ideologías las que le han proporcionado a la humanidad los instrumentos para defenderse de los apetitos de los más fuertes. Sin ellas, sin las ideologías, las luchas de los pueblos por la libertad y por la paz hubieran sido inútiles, fracasos sin el agradable sabor del triunfo.

Lo afirmado por Osorio Chong, en el sentido de que México no se rige por ideología alguna; me deja claro la pérdida del norte de la brújula en la conducción del gobierno que continúa dando traspiés sin acertar a resolver los obstáculos que nos ahogan; y por la multiplicación de diferendos ante un pragmatismo simplista aplicado para intentar calmar las protestas con cañonazos obregonistas los cuales, de comprobarse, significarán una grave ofensa a la nación, a la educación, y colocando al gobierno federal en una posición endeble al haber sido vencido ante el temor a usar instrumentos que la ley autoriza, pero a condición de saber usarlos.