La Casa de la Cultura Oaxaqueña ¿Qué pasa?: Rubén Mújica Vélez

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En los recientes sexenios en Oaxaca se ha reiterado la importancia de la cultura. Pero en la práctica “la cultura” queda al final de la cola de las “prioridades” estatales. Con el nuevo régimen que, dijo el Secretario General de Gobierno ya debe superar la fase de aprendizaje, en materia cultural se revelan numerosos “hoyos negros”. Se creó la Secretaría de Cultura, como si el cambio de nombre garantizara un mejor desempeño institucional. A la fecha destaca por su esterilidad. A un año y medio, atraviesa por un periodo comatoso que parece prevalecerá todo el sexenio. Debe preocupar que significativamente el personal le ha impuesto un mote: “La Sepultura”. Mientras, los oaxaqueños, ávidos de abrevar en las diferentes ramas culturales, se frustran al corroborar que la labor oficial con programas en las disciplinas artísticas: artes plásticas, teatro, danza y música esperan mejores tiempos. La labor editorial y de becas de este régimen parece competirá con el anterior: cero. Es previsible que en unos meses el titular de la Secretaría de Cultura despertará para reiterar la promoción de la Guelaguetza que cada vez se comercializa y acartona más.

 

A la par la Casa de la Cultura Oaxaqueña languidece. La CCO es una dependencia menor con antecedentes institucionales y un desempeño más que aceptable. Su labor como promotora de las Casas de Cultura Municipales rindió buenos resultados. Ahora está paralizada. En primer lugar el titular está comisionado o algo parecido en la Secretaría de Cultura, con la plaza y recursos del cargo de la CCO. Su ausencia ha derivado en la existencia de un “encargado” de cuya presencia podría prescindirse: no ata ni desata. Adicionalmente ha permitido la nefasta presencia de zánganos protegidos. Este proceder deriva en una burocratización creciente.

La dependencia, decapitada, cumple programas tradicionales por la inercia institucional y la experiencia de su personal. Sus mayores lastres se incrementan: carencia de líneas de trabajo, autoridad imprecisa, desapego del personal, ignorancia sobre el futuro institucional, prepotencia…valemadrismo.

La marginación de la CCO y la carencia de titular, cancela posibilidades que rendirían frutos: escuchar a promotores culturales y personal de la CCO que, pese a su marginación, mantienen entusiasmo e identidad con su compromiso con las actividades culturales. Cierto, no deja de haber empleados incorregibles en su pasividad, sobretodo entre los recomendados,  pero son los menos.

Insólitamente con motivo del Día de las Madres, las del CCO fueron agasajadas por instrucciones del Presidente Municipal de la ciudad de Oaxaca. Inexplicablemente substituyó la tradicional presencia de personal del gobierno del Estado. Esto último ha despertado la inquietud entre el personal. El rumor de la municipalización de la CCO se refuerza, sin  que se perciba preocupación alguna por informar al personal. Este es un rasgo de prepotencia de los burócratas estatales y municipales. Sin consideración alguna, contemplan al personal de la CCO como objetos de los que se puede disponer arbitrariamente. Sin consideración a sus derechos laborales. Actitudes absurdas

Absurdas por que municipalizar la CCO derivaría en la carencia de criterios culturales para todo el Estado de Oaxaca, en las Casas de Cultura municipales. Cierto, pueden no existir esas normas, pero municipalizar la CCO significaría cancelar la necesidad de formularlas tarde que temprano. Peor. La situación de la institución es pésima. No cuentan con los medios más elementales para trabajar cotidianamente: artículos de oficina, es un patético ejemplo de una marginación increíble.

La Casa de la Cultura Oaxaqueña y su futuro inmediato será la señal nítida de la auténtica importancia que el gobierno de Gabino Cué dispensa a la cultura. Es increíble que el discurso político este reñido con la realidad. Los logros precedentes de la CCO no pueden ni deben echarse por la borda. El descrédito del gobierno oaxaqueño tendría un alto costo, en una entidad que presume de su categoría de Patrimonio Histórico de la Humanidad.  Aún es tiempo de corregir errores y cambiar a funcionarios ineptos que agreden el rico bagaje cultural de Oaxaca. Hay que rescatar la Casa de la Cultura Oaxaqueña.