Importar vehículos, demandan a Meade, migrantes campesinos: Alfredo Martínez de Aguilar

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Invaluable labor para contribuir al triunfo del candidato presidencial del PRI, PVEM, Panal, José Antonio Meade, con un acto de justicia, realiza el oaxaqueño Juan Manuel López Zarzosa.

El coordinador de Transporte Foráneo y Turístico  de la Unión Nacional de Transportistas Campesinos (UNTRAC) clama justicia a Pepe Meade, para permitirles importar vehículos.

Desde hace 43 años y l6 decretos de regularización, es la demanda de dos millones de propietarios de vehículos de procedencia extranjera y transportistas campesinos del servicio público.

Afirma que los líderes del campo tienen gran responsabilidad y obligación con sus representados: “¡Defenderles a toda costa! No importando consecuencias. ¡Ése es el verdadero líder!”.

El candidato con sentido de pertenencia a su pueblo y sus problemas debe percibir, sentir y cambiar las circunstancias y reglas que provocan humillación y violación de derechos humanos.

Es el caso del fenómeno de la privación ilegal de la posesión de vehículos de procedencia extranjera, propiedad de migrantes campesinos, que arriesgando su vida, cruzaron la frontera y con su trabajo generaron capital en dólares.

Éstos envían a sus familias en México 30 mil millones de dólares por año. En cada periodo vacacional en especial, los migrantes compran vehículos con el fruto de su trabajo, mismos que traen a sus familiares y dejan como aporte y herramienta de trabajo.

Rayando en el cinismo, un presidente dijo que los campesinos eran delincuentes por poseer un vehículo de procedencia extranjera, a quien contestaron de inmediato y con firmeza: “¡Usted es el delincuente, señor presidente, porque usted ordena a la Policía Fiscal “decomisar” violando la Constitución: Nadie puede ser privado de su propiedad salvo previo juicio”.

“Ustedes y la mafia de la presunta industria nacional automotriz extranjera, acusa, ordenaron aplicar, a través de la “Ley Aduanera y el Código Fiscal” embargo precautorio, por la presunción que el presunto violador de la ley “delincuente campesino”, propietario de un vehículo de procedencia extranjera, pudiese huir y no pagar los impuestos respectivos”.

La presunción es que este “delincuente” pudiese huir posiblemente a Europa o de viaje a Rusia ante lo cual, López Zarzosa exclama: “¡Sí, señor director de empresa vendida por usted y comprada por trasnacional ferrocarrilera, sí quieren huir, pero de la miseria que son objeto con estas normas y leyes injustas, inmorales y perversas que rigen en el país en esta materia”.

Es doble discurso de los que apoyan estas injusticias, por un lado con gusto aceptan los dólares y hasta crean mecanismos para que lleguen con facilidad al país, ¡Ah, pero cuando internan sus vehículos, de inmediato se los quieren robar o ”decomisar”.

Exige que los líderes campesinos y demás líderes sociales, deben ir hasta sus últimas consecuencias en la defensa de esta clase social históricamente pisoteada y humillada hasta el cansancio.

Los dueños de la “industria automotriz nacional extranjera, se han convertido en modernos encomenderos, cuando el sajón antimexicano Trump nos humilla públicamente, mientras la respuesta oficial mexicana se da con rapidez de una tortuga cansada y con muletas, con una actitud de vasallos propia del periodo colonial”.

Sin que se resuelva de fondo el problema relativo a la posesión de vehículos de procedencia extranjera, desde hace 43 años escuchan con cinismo e hipocresía que si se aprueba la importación de vehículos usados propiedad de campesinos, se afectaría a los trabajadores y sus ingresos laborales.

Acaba de protestar el responsable del área obrera de Canadá porque en México no se dan los sueldos que merecen los trabajadores que laboran en la industria automotriz nacional extranjera en México, ya que el salario que obtiene el trabajador del mismo rango en México en comparación con uno de Canadá es siete veces menor.

Eso no es problema de los líderes campesinos, es problema que no han atendido los dirigentes de los sindicatos charros, por así convenir a sus intereses y acuerdos, desatención que, incluso, ya tuvo sus repercusiones en la ONU.

Por otro lado, la industria automotriz nacional extranjera en las estadísticas que publican, dicen que su producción “ensamble o armado”, no fabricación, porque en México solo somos maquiladores, pasará de 3.5 millones de unidades ensambladas a 5 millones este año, como consecuencia del ingreso de otras marcas y ampliación de las ya existentes.

Según estadísticas, cada año ingresan por la frontera en forma legal, pagando un permiso que cobra el Banco del Ejército, un promedio de 200 mil unidades y por la brecha, los que no son residentes que siguen siendo “mojados”, ingresan otro tanto, multiplicados por 5 ó 6 años que no ha habido regularización: ésa es la existencia de vehículos usados de procedencia extranjera en el país descontando los que por su modelo y condiciones mecánicas ya no circulan porque culminó su vida útil.

Decir que los campesinos migrantes pueden quebrar a la industria automotriz, por introducir al país los vehículos “chocolates”, es un mito, burla e incongruencia con la realidad, pues siguen vendiendo más, con más seudofábricas o “maquiladoras”, quejándose durante toda su existencia en México, pero cada día más poderosos y fuertes, al grado que han nulificado u opacado a las autoridades en la materia, pues “ellos deciden y ordenan leyes a su favor” y chantajean cuando se pretende dar una solución a este problema.

Y menos les afectan los migrantes campesinos, dado que no son clientes por sus costos altísimos y calidad reprobada, pues éstos compran donde sí se vende con control de calidad en la Unión Americana y notan la diferencia clara e irrefutable en los hechos, además de la imposibilidad de accesar al financiamiento, impagable en México.

De esto se desprende que se ensamblan dos calidades: una, de consumo nacional con pésima calidad no permisible para el primer mundo, y los de exportación, con un control de calidad del primer mundo, los que compran y usan los migrantes campesinos durante su estancia en EUA, mismos que traen a México como herramienta de trabajo.

Ante la deuda histórica de justicia social que se tiene en esta materia con los campesinos propietarios de vehículos de procedencia extranjera reflejada en la saña con la que se les trata al ser sancionados como delincuentes de alta peligrosidad: decomiso de la unidad, cárcel y multa por tres veces el valor del vehículo que a su juicio cuantifique la SHyCP, que no es el costo real del Libro Azul, originalmente señalado para tal fin.

“¡Ya es tiempo de hacer justicia o compensar…! clama a Pepe Meade el oaxaqueño Juan Manuel López Zarzosa. ¿Acaso no sería justo que mínimo el 4% del total de vehículos que ensamblan, se autorizara para la clase social paupérrima, miserable y encuadrada en la norma como delincuentes migrantes campesinos y éstos pudieran importar en forma legal cada año las 200 mil unidades, y de esta manera resolver de fondo el problema?”.

Cuando desde hace 43 años l6 decretos de regularización, se plantea la demanda a funcionarios, los argumentos de risa siguen siendo los mismos, y ahora con el rollo del TLC dicen que ponen en peligro la existencia de éste, pero los que hablan así están en el poder y nunca han tenido las necesidades de la clase campesina desposeída. (Continuará).

alfredo_daguilar@hotmail.com

director@revista-mujeres.con

@efektoaguila