Hay inquietud: Mario Arturo Mendoza Flores

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Durante las últimas semanas, aunque marcadamente en los últimos días, diversas personas que participaron directa e indirectamente en el pasado proceso electoral, se me han acercado para externarme lo que muchos de ellos catalogan como una “inquietud”. Esta preocupante y creciente “inquietud” tiene mucho que ver con la percepción de cambio que cada uno de ellos se fue creando en función a la visión que se tiene de un proyecto totalmente distinto a lo que por décadas se nos impuso. Como lo he manifestado en ocasiones pasadas, éste pasa por un cambio de forma y de fondo; en lo personal veo un gobernador comprometido y accionando a favor del cumplimiento de los cambios de fondo; aunque debo reconocer y aceptar, que al igual que la mayoría de los ciudadanos que se me han acercado, coincido que es en la forma donde aún no se notan esos cambios; o peor aún, las formas de ejercer el poder siguen siendo la mismas por la que los oaxaqueños votamos en contra. Debo ser claro, acciones como las audiencias, la transparencia en el manejo de las cuentas públicas, la renovación de los cuerpos policiales entre otras cosas, son cambios de fondo, no de forma, y eso es gracias a la voluntad de Gabino Cué. Es la forma de algunos de sus cercanos y no tan cercanos colaboradores lo que ha abonado a esa percepción de que las cosas se siguen haciendo exactamente igual que antes. Y eso no ayuda a la imagen que con trabajo y esmero el gobernador se ha ganado. Les comparto.

 

La inquietud principal está sustentada en que muchos personajes que no sólo no participaron en una nueva forma de hacer gobierno, sino que adicional fueron parte del equipo cercano que enarboló una propuesta contraria, hoy sean quienes estén en los puestos claves de la estructura estatal. Debo ser congruente, he sostenido que incluso en el partido tricolor hay gente valiosa y honesta que cubría las expectativas de un gobierno incluyente, pero lamentablemente las personas señaladas a las que se refieren los amigos inquietos no coinciden con éste perfil, pues más bien son ubicados como parte fundamental de ese sistema que tanto daño le hizo a nuestro estado. Pongo como ejemplo el de conocido secretario particular de un Secretario de Estado, que fue representante del candidato de la alianza en la cuenca del Papaloapan y que hoy sin mayor mérito que el haber denostado pública y privadamente al hoy gobernador y a su Coalición, ocupa un lugar que por mucho podría ser desempeñado con mayor eficiencia y lealtad por alguien que en todo momento apoyó y trabajó por una transición democrática en nuestro estado. O qué decir del joven profesional recién egresado de la universidad con los más altos honores académicos al que un estudiante puede aspirar, y que adicional dedicó su tiempo en forma total para sumarse a los trabajo de consolidación de un proyecto que gracias a mucha gente como él logró que permeara en el ánimo ciudadano. A grado tal que como reconocimiento a su entrega y capacidad, le fue ofrecida una posición acorde a su perfil y capacidad, incluso llegando al extremo –lo que el aludido considera como burla– de ser publicado su nombre en el organigrama que aparece en la página oficial del gobierno, para que llegado el momento de asumir su responsabilidad le dijeran que no, que no había espacio para él en esa área.

 

O el del señor que conjuntamente con su hijo desempeñó funciones, que no por modestas dejan de ser trascendentes en un trabajo en equipo donde todo suma a favor de un objetivo superior. El señor, quizá el más inquieto de los que han tenido la confianza de externarme su molestia, comenta que a su hijo se le han cerrado las puertas, incluso de la gente que hace algunos meses se las abrían para que hiciera el aseo o para que realizara labores de mensajería. Comentan que hablar vía telefónica con los que antes les llamaban para solicitarles su servicio y su respaldo, ya ni pensarlo. Esas son las formas que uno consideraba desterradas y que aún prevalecen. Pero aún hay más. Hay el comentario de empresarios reconocidos, en el sentido de qué los mismos que contribuyeron, alentaron o participaron en los actos de corrupción que tanta irritación generó entre los oaxaqueños, hoy son los que tienen nuevamente la cercanía con los que toman las grandes decisiones, provocando con ello la idea de que volverán a ser los de siempre los que se beneficien con las obras del nuevo gobierno. Ahí he intentado persuadirlos de que no será así, pero les aseguro que no ha sido tarea fácil el convencerlos.

 

No se trata tampoco, como se pretendió en un principio de despedir a todo el personal, pero sí al menos tener la atención de escuchar la inquietud de la ciudadanía que sigue esperanzada en un cambio y en una oportunidad, insisto que en el fondo sí se ve, pero no en las formas. No puede dejársele todo al gobernador, para que sea en las audiencias donde la ciudadanía le externe su preocupaciòn. Hay que revisar con seriedad y responsabilidad los antecedentes de algunas personalidades que no contribuyen con su presencia a enviar el mensaje de que las cosas se harán de distinta manera. Reconozco que como en todo, hay funcionarios que aún habiendo colaborado en administraciones anteriores merecen todo nuestro respeto y reconocimiento, pero desafortunadamente son la minoría. Lo que más irrita y esa debe ser una pauta para tal análisis, es que muchos de los que hoy son señalados por el pueblo, se la jugaron o apostaron abiertamente por otro proyecto, fueron parte de esos actos que incluso fueron motivo de señalamiento público y de recursos legales por parte de la coalición, y sin embargo ahí están ocupando el espacio que meritoriamente pudiera ser ocupado por personas con un perfil como los que el propio gobernador ha dibujado.

 

Les he dicho que aún es prematuro hablar de que las cosas no están cambiando. Es urgente acallar esa inquietud, es tiempo de reconocer a los que nos llevaron a ocupar los espacios en los que hoy nos desempeñamos, es momento de respaldar al gobernador en el enorme esfuerzo y auténtica voluntad de hacer que las cosas cambien. Sumémonos con hechos a su compromiso de que “el compromiso sigue, hasta que las cosas cambien”.