En Mitla se bebe y se reza fuerte porque los recuerdos así lo necesitan

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El incienso invadió cada uno de los altares de esta comunidad, el olor de las flores, frutas y pan eran fáciles de percibir; los sentimientos se desbordaban en cada una de las historias que hacían alusión a los familiares que han partido a una “mejor vida”.

Aquí, se bebe fuerte porque los recuerdos así lo necesitan, se reza para que las almas o ánimas de los abuelos, padres, hijos, hermanos, primos que han fallecido  descansen en paz. Pero lejos de ser un día triste en Mitla, población ubicada a 40 minutos de la capital oaxaqueña, la alegría se hace notar en cada uno de los habitantes. Ya que solo se tiene la oportunidad de convivir con los “muertos” unas cuantas horas y una sola vez al año.

En esta comunidad que significa, lugar de los muertos,  a diferencia de otras, las festividades de día de muertos y todos los santos inician a partir del 1 de noviembre con una duración de tres días. Los habitantes no acostumbran a velar a sus difuntos en los panteones por el contrario es cada una de las casas en donde éstos esperan su presencia.

Para doña Sofía Méndez, esta es una de las celebraciones más importantes del año; incluso más que la navidad, ya que ella recuerda y espera ansiosa a dos de sus seres queridos que han pasado, dice, “a una mejor vida”: Su esposo y su hijo.

En el centro de su altar ha colocado una foto de Fausto Felipe, con quien compartió poco más de 60 años de vida; el hombre falleció de una enfermedad crónica hace ya más de seis años. En el otro extremo la foto de su hijo Rutilio, a quien recuerda mientras un lagrima resbala por su mejía “el también murió de una enfermedad crónica hace más de dos años”, apunta.

Mientras, relata su historia, la mujer ha colocado el pescado, el queso, la salsa, el mole, la barbacoa y todos los platillos que le gustaron a su esposo e hijo en vida.

“Nosotros aquí le ofrecemos todo a nuestros difuntos; nosotros los velamos aquí en la casa y no en los panteones como en otros lugares”, apunta la Sofía de poco más de 80 años.

Ella también ha situado a un costado de sus ofrendas la ropa y zapatos de sus esposo así como un canasto y una caja en donde dice “mis familiares se llevaran la comida que se les ha ofrecido en esta ocasión”.

Después de este medio día los cohetes han anunciado la llegada de los difuntos, en tanto la comida ha sido preparada para los visitantes.