El Senado y la política exterior: Luis Octavio Murat

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Entre las varias facultades del Senado de la República hay una que es de su exclusiva competencia y que fue el resultado de uno de los aspectos de aquella Reforma Política que propuso la enmienda del articulo 76, fracción I de la Constitución aprobada durante el gobierno de José López Portillo en 1977. Esta enmienda señaló que es “facultad exclusiva de la Cámara de Senadores el análisis de la política exterior con base en los informes que presenten el Titular del Poder Ejecutivo Federal y el Secretario del Despacho correspondiente, como lo establecen los artículos 69 y 93 de la Constitución”.

El artículo 76 después de la enmienda fue aprobado de la siguiente manera:

“Artículo 76. Son facultades exclusivas del Senado: I. Analizar la política exterior desarrollada por el ejecutivo federal con base en los informes anuales que el Presidente de la República y el secretario del despacho rindan al Congreso; además, aprobar los tratados internacionales y convenciones diplomáticas que celebre el Ejecutivo de la Unión.”

En el libro de texto Derecho Internacional de César Sepulveda, “el Sepulveda” como se le conoce entre el estudiantado de Derecho, aclara que dicha Reforma “es poco afortunada y con técnica deficiente y que además, los comentarios hechos por los senadores Mendoza Berrueto y Cabrera Muñoz Ledo en la Cámara Alta son poco ilustrativos, pues no aclaran cual es el papel de este cuerpo respecto a las relaciones internacionales”.

Para el jurista el verbo “analizar”, según sus propias palabras, “no traduce ninguna acción efectiva del senado”.

Según el Diario de los Debates, noviembre 4 de 1977, analizar la política exterior significa conocerla en todos sus detalles, estar atento a las crisis que afectan a nuestro mundo y a nuestra época, y velar porque los principios normativos de México en esta materia continúen incrementándose…”

El “Sepulveda” nos advierte que el análisis no dista mucho de las “glosas” del Informe Presidencial. “No se desprende del nuevo texto que el Senado pueda enjuiciar la política exterior, ni tampoco que pueda recomendar una acción especifica”.

Poco o nada agrega esta Reforma Constitucional. El papel del senado mexicano respecto a las relaciones exteriores sigue siendo deslucido y bastante anodino, afirmó el jurista.

Toda esta interpretación de la ley viene al caso, toda vez que la senadora Laura Angélica Rojas Hernandez, nueva presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado en sustitución de Gabriela Cuevas, quien renunció al PAN para marchar a Morena y aceptar la candidatura legislativa ofrecida por Andrés Lopez; declaró en una larga entrevista para un diario sus propósitos para desempeñar el cargo de Presidenta.

Tal vez la nueva presidenta no está enterada de las lamentables limitaciones del senado en materia de política exterior por lo que tales propósitos, loables en todo sentido, se dirigieran a ampliar las facultades del senado en esa materia, sobre todo, porque hay que esperar a que el Presidente de la República rinda su informe anual y entonces conformarnos con la glosa.

La actividad que debería desempeñar el Senado respecto a la política exterior se parece a la zaga de una actividad que es harto dinámica, cambiante cada instante, pues la realidad constitucional la deja “limitada y anodina” escribió César Sepulveda. Eso explica que la nación se entera de las situaciones y sucesos cuando el Ejecutivo desea hacerlos públicos en forma limitada, el resto de la información la guarda. El asunto de la cancelación, previamente anunciada, de la reunión entre el Presidente Peña Nieto y su homólogo Donald Trump que se efectuaría en Washington ilustra claramente la situación.

Al respecto, el Senado no dijo ni pío y mucho menos informó ni analizó lo que en realidad ocurrió o qué fue lo que obligó al Presidente de México cancelar su visita al vecino país. La nación solo fue informada de que una conversación telefónica entre los dos presidentes fue ríspida, desagradable y poco respetuosa.

El Senado en silencio, tal vez analizando el diferendo entre los mandatarios, pues su margen de acción en materia de política exterior es tan limitado que no da para más.

De manera que para algunos analistas televisivos y para la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores no les debería ser extraño que el Senado no haya pedido explicaciones al Ejecutivo de lo que ocurrió en esa desafortunada conversación telefónica entre los presidentes, o bien, de lo que el gobierno mexicano debería hacer en el caso de que se cumpla la amenaza de Trump de fijar aranceles al acero y aluminio de nuestro país.

La facultad exclusiva de la que está investida la cámara legislativa con el artículo 76 constitucional claramente no le da poder para pedir explicaciones o proponer al presidente en este caso, que México deje de comprar maíz y trigo a Estados Unidos, tal y como lo propuso el ex presidente Felipe Calderón.

Esta visto que al Senado solo le compete analizar y callar en materia de política exterior.

¡Vaya con la enmienda “limitada y anodina”!

@luis_murat

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