El Presidente habló y la Nación decidirá: Luis Octavio Murat

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Desde Palacio Nacional el Presidente Enrique Peña Nieto dirigió el acostumbrado mensaje político a la nación. Habló de lo positivo y de lo negativo ocurrido en los cinco años de su administración; de lo que se ha logrado y de lo que no se ha podido alcanzar. Habló de la disminución de la pobreza extrema; de las Reformas Constitucionales, de los cambios para transformar al país, de las barreras eliminadas, del reforzamiento de los sistemas y cuerpos policiacos (¡¡!!); del TLCAN subrayando que México no aceptará ningún acuerdo que menoscabe la dignidad y la soberanía del país. Mensaje político con el que se puede disentir o estar de acuerdo, para eso es la democracia. En este caso, los que reprueban la administración del gobierno actual son amplia mayoría. ¿Cómo explicar entonces que una minoría gobierne?
En el mensaje hay un punto que me llama la atención, me refiero al TLCAN por obvias razones, y porque están concluyendo las negociaciones de la Segunda Ronda; negociaciones presionadas por las flechas amenazantes del twitter del presidente Trump en el sentido de que abandona el TLCAN; de que va a concluirlo antes de que continúen las negociaciones, y demás presiones con objeto de doblar al grupo negociador mexicano.
La respuesta del gobierno mexicano fue contundente: “México no negocia el TLCAN a través de las redes sociales, sino por los conductos gubernamentales conducentes”.
Como sabemos, después del acto político en Palacio Nacional, el presidente se fue a Baja California Sur para evaluar los daños causados por la tormenta tropical Lidia, y después viajo a China para participar en el Diálogo de Líderes de Economías Emergentes y Países en Desarrollo los días 4 y 5 de este mes, reunión que destaca por el número de participantes (800 en total) que tratarán temas de inversión, comercio, conectividad, cooperación financiera, desarrollo y uso sustentable de los recursos marinos.
Un punto importante destaca en este viaje del presidente Peña Nieto como es el que México, junto con Brasil, Egipto y la Unión Africana, fueron considerados como actores especiales en sus respectivas regiones para tratar los temas de colaboración para el avance de la implementación de la agenda 2030; la profundización de la Cooperación Sur-Sur; la promoción de la conectividad y el comercio y los mecanismos para la erradicación de la pobreza.
El Presidente Peña Nieto se reunirá por séptima ocasión con su homólogo Xi Jinping, a fin de continuar el fortalecimiento de la Asociación Estratégica Integral establecida para imprimir velocidad al Tratado de Libre Comercio con China; toda vez que ante las presiones de Trump y su política voluble, cambiante, errática e insegura, más vale estar blindado y justamente es lo que el gobierno mexicano debe estar haciendo.
Lo mismo hará con la Unión Europea para concretar y dar marcha a lo que será el Tratado de Libre Comercio con 28 países; justamente el claro ejemplo de lo que significa la interdependencia comercial.
De manera que no todo es negro, ni todo blanco, pero de lo que si hay claridad es que el país se mueve, a pesar de que en otros rubros como el de la violencia, la inseguridad, la impunidad y la corrupción, sean los látigos de Atila que nos azotan cada día con más fuerza.
Es por eso que en la medida en que el tiempo se acorta para dar inicio al periodo electoral del 2018, la opinión y preferencias de la nación cobran fuerza; y en el caso de mantenerse las tenencias actuales, es probable que las elecciones del 2018 sean de lo más competidas de los últimos tiempos, debido a que es posible que la diferencia de votos entre las tres principales fuerzas políticas sean reducidas y, por consecuencia, provoquen dudas sobre la veracidad y claridad de los resultados, o a menos que se concreten las anunciadas alianzas, frentes amplios, o una figura independiente con extraordinario carisma como para despejar dudas en la votación, o continúe el éxodo de los que están abandonando el barco perredista para refugiarse en Morena y ampliar el número de votantes.
Partido de Lopez Obrador que esta sumando hasta los corruptos como Dolores Padierna y su marido y cómplice, René Bejarano, “el señor de las ligas”, acusados por periodistas y figuras políticas de ser quienes manejan a los llamados “anarquistas”, los mismos que han causado destrozos y violencia extrema en las calles, y que también comandan a organizaciones de taxistas piratas, franeleros, antros sin licencia amparados en la impunidad, pero generando sumas millonarias a la dupla; vendedores ambulantes que les pagan derecho de piso; control de delegados y asambleístas a voluntad. Pero todo eso no le importa a Morena y a su conductor “porque el fin justifica los medios”, escribió el florentino en su obra cumbre El Principe. Todos caben en una organización como Morena que esta recurriendo hasta acciones antidemocráticas como la ejecutada recientemente en el caso Monreal-Sheinbaum; y por el reclutamiento de personajes con perfiles oscuros, cuadros políticos que de ganar la elección presidencial del 2018, seguramente integrarían el gobierno y como resultado tendríamos a un Ejecutivo más corrupto. Me imagino a Dolores Padierna en la SEDESOL, a René Bejarano en Educación y, mejor no le sigo, porque ya parece una pesadilla adelantada, o pensamiento cuántico.
Concluyendo, la nación elegirá; será su turno para exigir a la autoridad electoral a que formule una propuesta de acuerdo político que comprometa al gobierno, a los candidatos y a los partidos políticos a garantizar reglas de competencia justas, procesos electorales apegados a la ley, no como los efectuados en el Estado de México y en Coahuila en las recientes elecciones para elegir gobernador, a fin de construir un marco electoral que ofrezca credibilidad y confianza a la ciudadania y para que se preserve la seguridad, la no violencia y certeza a los resultados.
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