El Oscar de Kobe Bryant: Ismael Ortiz Romero Cuevas

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El domingo 26 de enero transcurría como cualquier otro domingo. Sin sobresaltos y la mayoría de nosotros, estábamos disfrutando del día como sea la forma en que la pasemos. Y déjenme contarles, queridos lectores, que en mi caso particular, nos encontrábamos en la comida familiar cuando alguien, de entre las risas y la comida, sacó su celular para revisar cualquier dato para enriquecer la conversación y pronunció una noticia que dejó a todos en silencio en la mesa: “Murió Kobe Brayant”, dijo.

La afirmación lógica ante tal aseveración en la mesa fue la de otro de mis primos que dijo: “¿no será una ‘fake news’?… ¿No dice cómo murió?” a lo que quien había dado la noticia, contestó de manera negativa. Al paso de los minutos, la información fue fluyendo y corroboramos todos los datos que hoy, ya sabemos de sobra.

Y aunque todos nos sentimos conmovidos ante la pérdida de una leyenda, no solo del baloncesto, sino de la filantropía y de las causas humanitarias, hoy quiero que recordemos el paso por el cine del gran Bryant, con un corto animado que obtuvo el Oscar en esa categoría en 2018 y que además, muestra quizá una de las perspectivas más humanas y humildes de la estrella de la NBA. El origen de este corto, llamado “Dear Basketball” (Querido baloncesto), es una carta que en 2015 Kobe envió a The Player’s Tribune donde anunciaba su retiro de no solo su deporte favorito, sino de la actividad que se había convertido en su forma de vida.

“Dear Basketball” entonces, se lanzó en el día en la ceremonia de retiro del astro, en 2017, cuando además, los Lakers retiraron los números 8 y 24 que habían sido utilizados por Kobe de sus camisetas. En esa ceremonia se hizo público también que el corto, estaba pre seleccionado para competir por el Oscar en su categoría. Los aplausos no se hicieron esperar. Dirigido por Glen Keane, un grande de la animación además, al estar al frente anteriormente de grandes proyectos de la casa Disney como “La sirenita”, “La bella y la bestia” y “Aladdin”, le daba toda la experiencia para dirigir este corto que además, podemos catalogarlo como una joya emotiva en blanco y negro, no solo sobre la historia de un personaje en específico, sino como una lección de superación y resiliencia en el que el mensaje es que de alguna u otra forma, los sueños se pueden lograr trabajando por ellos y enfocándonos en la meta. La guinda de este grandioso cortometraje es la música del gran John Williams, quien puso las notas justo en el lugar en donde nuestras emociones vibrarían y hace que nos sintamos no solo conmovidos, sino valerosos de poder repetir una historia como la de Bryant.

Y para prueba, recordemos el discurso de aceptación del Oscar, cuando el elenco de “La guerra de las galaxias” con todo y BB8, le entregaron a Keane y a Bryant  el trofeo y donde el director de reconocía el talento para forjar su sueño desde las adversidades y por encontrar en su interior la pasión y la perseverancia de hacer posible lo imposible. Un discurso realmente vibrante.

Como todo grande, como toda leyenda; el paso de Kobe Bryant en el séptimo arte tenía qué dejar huella y la mejor forma de representar su legado, es el corto de menos de cuatro minutos y que puede representar una lección de vida profunda, certera, conmovedora y hasta inclemente. Así, la pérdida de uno de los seres humanos más carismáticos y queridos del planeta, nos recuerda cuán frágil puede ser la vida y que depende de nosotros, dejar un legado de buenos recuerdos y de una carrera impecable en todos los rubros en los que estuvo, así, tal como Cobe. Así, el ganador de cinco anillos de Campeón de la NBA, dos medallas olímpicas, con el título de Líder Anotador de todos los tiempos de los Lakers, también se alzó con el máximo trofeo de la industria del cine por su conmovedora carta. Así, el legado del “Black Mamba”, nos sigue sorprendiendo, aunque el domingo no hayamos podido con el gran nudo en la garganta que dejó su partida.