El crecimiento de la clase media: Isaac Leobardo Sánchez Juárez*

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Por sorprendente que parezca, en un estudio reciente realizado por el Banco Mundial, denominado: “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina” se informa que tras décadas de estancamiento, la población de clase media en América Latina y el Caribe ha aumentado en un 50%, de 103 millones de personas en 2003 a 152 millones en 2009. En el documento se identifica como clase media a la población que tiene una baja probabilidad de caer en situación de pobreza y cuenta con un ingreso entre los 10 y 50 dólares diarios. Según estos umbrales, una familia de cuatro personas se clasificaría como de clase media si sus ingresos anuales oscilaran entre los 14,600 y 73,000 dólares. Seguramente usted que lee está columna forma parte de este selecto grupo y colabora para que la economía de la región se sostenga.

Durante el periodo arriba señalado, en América Latina los ingresos crecieron y la desigualdad promedio disminuyó, de tal forma que el porcentaje de población pobre pasó del 44% al 30%. En la actualidad los porcentajes de población clasemediera y pobre están igualados. Aquellos que eran pobres en los años noventa han dejado de serlo. En el continente ha existido movilidad social. Aunque esto no quiere decirse que nos encontramos en el mejor de los mundos posibles, ya que sólo un 2% de la población vive con ingresos superiores a los 50 dólares diarios. El camino por recorrer es todavía muy largo, lo que destaca es la tendencia al crecimiento de la clase media y la reducción de la pobreza [medida por ingresos].

Entre los clasificados como pobres por el Banco Mundial, aquellos que ganan menos de 4 dólares diarios y los clasemedieros que ganan entre 10 y 50 dólares diarios se encuentra la población vulnerable, personas que parecen llegar a fin de mes con suficiente holgura como para que no se les considere pobres, pero que tampoco gozan de la seguridad económica que se requeriría para pertenecer a la clase media. Son personas que presentan una alta probabilidad de ser pobres en el futuro. En este grupo se encuentra el 38% de la población.

La tendencia, en los últimos veinte años, marca que los vulnerables se han incrementado, de aquí la relevancia que tiene mantener la estabilidad económica en nuestros países y generar un crecimiento económico sustentable. Actualmente los pobres y vulnerables representan 68% de la población. Para continuar reduciendo la población en pobreza se requiere mejorar los ingresos de la población y reducir la desigualdad en la distribución del ingreso. De hecho, el Banco Mundial informa que un 66% de la reducción de la pobreza y 74% de la expansión de la clase media se debe al crecimiento económico [variaciones positivas en el PIB per cápita].

Crecer y reducir el número de personas  en pobreza no es ningún misterio, lo que no logramos entender es por qué los encargados de hacer los cambios necesarios no los realizan. Gracias a los avances en la ciencia económica hoy sabemos que para crecer se requiere de inversión en capital físico, humano, desarrollo científico y tecnológico, innovación, exportaciones, énfasis en sectores con rendimientos crecientes y desarrollo de infraestructura.

Respecto a la movilidad intrageneracional, el Banco Mundial, presenta algunas cifras interesantes. En el documento se indica que en 1995 el 45.7% de la población estaba clasificada como pobre; de este grupo, 22.5% se mantuvo como tal en 2010, 21% se pasó al grupo de los vulnerables y 2.2% pasó a la clase media. De esta forma, se observa que en el tiempo una persona puede dejar la pobreza y pasar a formar parte de la clase media. Ahora bien, también ocurrió que de 20.9% de personas clasificadas como clase media en 1995, 0.1% se pasó al grupo de los pobres en 2010, 0.5% a los vulnerables y el porcentaje restante se mantuvo como clase media. En América Latina 43% de la población cambió ascendentemente de clase social en el periodo.

Sólo 2% de la población vivió una transición descendente de clase, el resto se mantuvo en la misma situación en cuanto a sus ingresos. Es alentador el conocer estas cifras ya que muchas veces nos gana el pesimismo en relación a las posibilidades que tenemos de mejorar nuestra situación en un continente plagado de problemas estructurales. Por cierto, los casos de salto de la pobreza a la riqueza son bastante raros, incluso en un contexto de movilidad. Es importante aclarar, para no parecer ingenuo, que estos promedios ocultan diferencias al interior de un país y entre países.

El documento apunta que una característica observada en aquellos grupos que presentaron una elevada movilidad era el número de años de escolaridad del jefe de familia. Entre más escolaridad tuviera éste último mayor la movilidad asociada a la familia. La probabilidad de convertirse en clase media es mucho más alta cuando entre los miembros de la familia alguno tiene estudios de nivel terciario o superior. Otros predictores de movilidad ascendente son el tener un empleo en el sector formal y vivir en una zona urbana. La migración desde las zonas rurales a las urbanas también se asocia con movilidad ascendente.

A partir de este estudio técnico, puedo darle una recomendación, si usted quiere ver incrementados sus ingresos o los de su familia, considere actualizar sus conocimientos, obtener nuevas certificaciones académicas. Además, valore la ciudad en la cual vive, si radica en una ciudad media o grande sus posibilidades de ascenso son mayores que si lo hace en una ciudad pequeña. A partir de decisiones personales, usted puede mejorar su ingreso. Pero como lo he apuntado en otras de mis colaboraciones, existen condiciones ajenas a usted, que dependen de quienes hacen política pública, esas también deben de ser las apropiadas, de lo contrario, por más esfuerzos que realice seguirá en la misma posición.

En el documento también se analiza la movilidad intergeneracional y no es tan optimista  como lo fue con la intrageneracional, ya que se afirma que a pesar del movimiento ascendente de los ingresos a lo largo de la vida de una generación, la movilidad entre  generaciones sigue siendo limitada en América Latina. Lo que esto significa es que los logros en materia de movilidad son temporales y se revierten en el tiempo. Lo que se refleja en el subdesarrollo sostenido por la región durante siglos.

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* Profesor en economía de la UACJ, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)