Del Zócalos a los Pinos: Raúl Castellanos

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camacho_salinas_colosioMANUEL…ESO YA LE TOCARÁ DECIDIRLO AL CANDIDATO” –Carlos Salinas dixit-; la historia es cíclica, cambian actores, escenarios y circunstancias, pero se repite, a Salinas le explotó la crisis en el último año de su gobierno, cuando disfrutaba el éxtasis de su poder y ya no le dieron los tiempos para cambiar el guión de su final –del final de su sexenio-; al Presidente Peña la estabilidad de la nación se le empezó a deshacer entre las manos en el segundo año a partir de la masacre de Iguala y no se ha detenido; efímera y veleidosa la política juega malas –y buenas- pasadas, lo importante es estar preparados para ambos estadios, “lo que no mata fortalece” dice el poeta, otro clásico asegura que “el poder a los inteligentes los marea y a los tontos los vuelve locos”; el tema –de las crisis- viene al caso porque el domingo con marcada discreción se celebró un aniversario más de la Revolución Mexicana; en contraste hace 23 años las cosas eran diferentes, recién aprobado el TLC, el partido que había vuelto a ser “casi único” –Salinas dixit- se preparaba para “destapar” a su candidato presidencial, dos eran los finalistas, Luis Donaldo Colosio y Manuel Camacho, el desenlace todos lo conocemos, cosas de la vida ninguno de ellos alcanzó el sueño de su vida; pero –sin duda- los entretelones de esta historia pocos los conocemos, siempre hay una historia atrás de la historia, en este caso Enrique Márquez, en aquella época asesor de Camacho y uno de sus hombres más cercanos, de los que forman parte del “cuarto de guerra”, escribió un libro crónica que en lo personal me parece estupendo por las revelaciones que contiene, su título lo dice todo “Por qué perdió Camacho”; aquí el relato de aquel día “el sábado 20 de noviembre de 1993 estaba cómodamente en casa viendo con mis hijos un programa de televisión, pero cierta intranquilidad me rozaba a tal punto que ni las tribulaciones infantiles de Kevin de los años felices lograban distraer mi creciente inquietud, el ‘destape’ priísta estaba a la puerta y yo, como supongo que muchos otros, pretendía mantener los nervios a raya…trataba de evitar a toda costa que las sombras del tan arcaico y esperado evento invadiera el sosiego familiar, de pronto casi a las diez de la noche, sonó el teléfono, era Manuel Camacho, me daba las gracias por unas notas que le había enviado, después de comentarme dos o tres asuntos secundarios me dijo…ojalá nos podamos ver pronto, me pareció bastante extraño, Camacho se oía raro, un poco apagado, bastante lejano, su voz tenía un inquietante tono melancólico que nunca le había percibido…antes de colgar Camacho me pidió que fuera a su casa de Cuajimalpa al día siguiente en la mañana, algo muy importante estaba por ocurrir o ya estaba ocurriendo…llegue pues, un poco abrumado, pero intenté sobrellevar el peso de las expectativas, cuando entré al austero, pequeño y cálido estudio de Manuel, lo descubrí serio y taciturno, con los brazos cruzados, sentado en su mesa de trabajo, los rayos de un fuerte sol de invierno atravesaban el lugar donde muchas ideas y jugadas políticas se habían fraguado, domingo 21 de noviembre, algo en Camacho no encajaba, algo en él se había eclipsado, no era el mismo, su semblante era de enojo, de desilusión, de hoguera sofocada, su diáfana condición humana saltaría de pronto a cubierta…después de dar un sorbo a su taza de café, por fin, Manuel abrió fuego y me dijo…quiero contarte lo que pasó ayer…estábamos el presidente y yo en el balcón central de Palacio observando el desfile, desde el principio lo noté un poco elusivo y parco conmigo, como que se sentía molesto, no quería hablar más que de trivialidades, quería evitarme, algo pasaba, decidí no darme por enterado y hacerle algunos comentarios sobre los problemas de la ciudad y sobre el curso de la política nacional, le hice como siempre algunas sugerencias políticas pensando en el futuro, Salinas seco y cortante sólo me respondió…’Manuel eso ya le tocará decidirlo al candidato’…no necesitaba que me dijera más”; días después Camacho confrontó a Salinas, ¿por qué no fui yo? Preguntó, la respuesta fue lapidaria “Manuel cometiste el error de aliarte con mis enemigos”, cuidado, la historia es cíclica ¿alguien puede asegurar que esto ya está decidido?…¡5 años 11 meses de resistencia…solo faltan 8 días para que Gabino Cué pase a ocupar su lugar en el basurero de la historia!…

RAÚL CASTELLANOS /  @rcperseguido