Del Zócalo a los Pinos: Raúl Castellanos

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viajes-desierto-sahara-default-30581-0EL DESTIERRO POTENCIA CREADORA DEL DESTINO” –Stefan Zweig dixit-; frente a las tensiones y las malas noticias, la polarización y los demonios sueltos de la violencia que recorren el sureste de la “hermosa República Mexicana” –en versión Televisa dixit- nada mejor que refugiarse en una buena lectura, las notas de un concierto o las reflexiones de un poeta; Stefan Zweig, fue un escritor, biógrafo y activista social austriaco de la primera mitad del siglo XX, sus obras fueron de las primeras que narraron y enfrentaron la intervención alemana en la Segunda Guerra Mundial, escribió novelas, relatos y biografías, de estas últimas son particularmente reconocidas, las de María Estuardo y José Fouche, para mi gusto la mejor versión sobre este singular personaje, obra en la que con especial estilo mezcla la historia con el mito; José Fouche, a quien describe como “el tenebroso duque de Otranto, delgaducho, alto, anémico, nervioso y feo, inútil para continuar con la tradición familiar del comercio y la milicia, refugiado por un tiempo en los hábitos clericales y en contraparte, talentoso, audaz, dotado de disciplina espartana y de una resistencia interior excepcional”; de frialdad total, asciende y sobrevive a las etapas más convulsas de Francia, la Revolución, el Imperio, hasta la restauración de los Luises; es en esta obra donde Stafan Zwieg, hace una apología sobre el destierro, de ella les comparto unas líneas; “se ha compuesto el himno del destierro, esa potencia creadora del destino, que levanta al hombre en su caída y concentra en la dura opresión de la soledad, nuevamente y en un orden nuevo, las fuerzas conmovidas del alma; el genio creador, sobre todo, necesita temporalmente este aislamiento forzado para medir desde la profundidad de la desesperación, desde la lejanía del exilió, el horizonte y la altura de su verdadero carácter, los más altos mensajes de la humanidad han venido del destierro, los creadores de las grandes religiones, Moisés, Cristo, Mahoma, Buda, todos tuvieron que entrar en el silencio del desierto, en el no estar entre los hombres antes de pronunciar las palabras decisivas; la ceguera de Milton, la sordera de Bethoven, la cárcel de Dostoieswski, la prisión de Cervantes, el encierro de Lutero en la Wartburg, la soledad de Dante y la expatriación voluntaria de Nietzsche a las zonas heladas de la Engandina, fueron exigencias del propio genio, ordenadas secretamente contra la voluntad consciente del hombre mismo; pero también en el terreno humano de la política, una ausencia temporal da al hombre de Estado nueva lozanía en la mirada y mayor intensidad para pensar y calcular el juego de las fuerzas políticas, nada más propicio para una carrera que su interrupción temporal, pues el que ve al mundo siempre desde arriba, desde la nube imperial, desde la altura de la torre de marfil del poder, no conoce otra cosa que la sonrisa de los subordinados y su peligrosa complacencia, el que siempre sostiene entre sus manos la medida olvida su verdadero valor; nada debilita tanto al artista, al general, al hombre de poder, como el éxito permanente a voluntad y deseo; en el fracaso es donde conoce el artista su verdadera relación con su obra; en la derrota el general sus faltas y en la pérdida del favor, el hombre de Estado, la verdadera perspectiva de la política; la riqueza permanente debilita, el aplauso constante hace insensible; únicamente la interrupción procura el ritmo que trabaja en el vacío nueva tensión y elasticidad creadora; únicamente la desgracia de mirada profunda, es enseñanza dura en todo destierro, al débil le amasa de nuevo la voluntad, al indeciso lo hace enérgico, al duro, más duro aún; nunca es el destierro para el verdadero fuerte una mengua, es siempre un tónico de fuerza”; por cierto ayer se cumplieron 58 años de la partida de José Pablo Moncayo, autor del “Huapango de Moncayo” considerado nuestro segundo Himno Nacional, escúchenlo, les bajará o subirá la adrenalina, es viernes “hoy toca” diría Germán Dehesa y Sabina, el juglar Joaquín Sabina reta “que el maquillaje no apague tu risa / que el equipaje no lastre tus alas / que el calendario no venga con prisas / que el diccionario detenga las balas / que las persianas corrijan la aurora / que gane el quiero la guerra del puedo / que los que esperan no cuenten las horas / que los que matan se mueran de miedo / que el fin del mundo te pille bailando / que el escenario me tiña las canas / que nunca sepas ni cómo ni cuándo / ni cientos volando, ni ayer ni mañana / que las verdades no tengan complejos / que las mentiras parezcan mentiras / que no te den la razón los espejos / que te aproveche mirar lo que miras / que no se ocupe de ti el desamparo / que cada cena sea tu última cena / que ser valiente no salga tan caro / que ser cobarde no valga la pena / que no te vendan amor sin espinas / que no te duerman con cuentos de hadas / que no te cierren el bar de la esquina / que el corazón no se pase de moda / que los otoños te doren la piel / que todas las noches sean noches de bodas / que todas las lunas sean lunas de miel; ¿alguien puede asegurar que esto ya está decidido?…¡ 5 años de resistencia…ya solo faltan 165 días para que Gabino Cué pase a ocupar su lugar en el basurero de la historia!…

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ /  @rcperseguido