Del Zócalo a los Pinos: Raúl Castellanos

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AMÉRICA MOVIL Y TELEVISA. GOLPE A LOS MONOPOLIOS

En días recientes, el Instituto Federal de Telecomunicaciones ha tomado dos decisiones que, aunque para los humildes mortales nos cuesta trabajo entender, tendrán gran impacto en el mercado de las comunicaciones, al obligar a los dos monopolios (que hasta los últimos años habían gozado de total impunidad que les permitió acumular inmensas fortunas dignas de figurar en la lista de elite de los más ricos del mundo que publica la revista Forbes) a tomar medidas en beneficio de la libre competencia.

Hagamos un poco de historia, el 3 de septiembre de 2015, el Ifetel concluyó que no había elementos para considerar a Televisa como un monopolio en la televisión de paga, decisión que fue impugnada el 19 de enero del año en curso por uno de sus competidores ante un Tribunal Colegiado que ordenó al Instituto revocar la resolución y emitir una nueva, que incluso podría haber sido en el mismo sentido. En tales condiciones, la semana pasada el órgano regulador consideró que Televisa sí tiene poder sustancial en el mercado relativo a la televisión de paga.

Las consecuencias del fallo son complejas y tienen muchas aristas. El negocio de la televisión de paga representa el 48.9% de los ingresos de Televisa, que tendrá que decidir entre reducir su participación en el mercado, o comenzar a pagar por la transmisión de sus canales de televisión abierta en la televisión de paga, especialmente a Azteca. Como se advertirá, los tiempos se presentan por decir lo menos, “complejos” para el Grupo Televisa, que el año pasado redujo su utilidad neta en 5.7% con respecto al 2015.

Colocada en tales circunstancias, en las que Televisa tendrá que compartir infraestructura, incluyendo la pasiva, informar sobre acuerdos tarifarios a los que llegue con sus clientes, incluso hacerlos públicos; comunicar al Ifetel, planes de descuento, términos de contratación y ventas, modelos de contratos; términos y condiciones que prohíban trato discriminatorio o ventas condicionadas; la televisora de Azcarraga anunció que interpondrá medidas legales ante lo que considera disposiciones tomadas –por Ifetel- en un contexto de “competencia feroz”.

Como se advertirá, lejanos lucen aquellos tiempos en que Emilio Azcárraga Vidaurreta iniciaba el negocio de la mano de los Alemán, la conjunción perfecta de poder político y poder económico; luego vendría la época en que Emilio Azcárraga Milmo se declaraba abiertamente “soldado del PRI”; pero como todo en la vida, la ruleta ha girado. Al día de hoy, hasta el América, el equipo emblemático de Televisa ya le pisa los talones al Cruz Azul.

Y como al Ifetel le gusta empatar el marcador, recién dictó nuevas medidas antimonopolio que impactan en América Móvil, una de las grandes empresas propiedad del multimillonario Carlos Slim, el gran beneficiario de las privatizaciones de Carlos Salinas.

Esta semana el Ifetel determinó que América Móvil tendrá que separar parte del negocio de Telmex, su cuasi monopolio en telefonía fija, que deberá pasar a depender de una empresa independiente. Dicha empresa sólo prestará servicios mayoristas relacionados con el acceso local, con el fin de garantizar el acceso de la competencia –a Telmex- a la infraestructura de telefonía a fin de prestar el servicio en igualdad de condiciones; dicha separación se llevará a cabo bajo la supervisión del órgano regulador.

En la parte móvil, las principales modificaciones y medidas dictadas se refieren a la inclusión de los principios de equivalencia de insumos y replicabilidad técnica, términos bajo los cuales se prestan los servicios mayoristas regulados de comercialización de servicios móviles para operadores virtuales y para el servicio mayorista de usuario visitante conocido como roaming; también se incluye la supervisión de tarifas.

La separación funcional dictaminada se llevará a cabo en los plazos y condiciones que determine el Ifetel, sobre la evaluación de las medidas asimétricas impuestas en 2014 a Radiomóvil Dipsa –Telcel-, Teléfonos de México –Telmex- y Teléfonos del Noreste –Telnor-.

Por su parte, como era de esperarse, el altruista, coleccionador de obras de arte, mecenas de las bellas artes, Carlos Slim, se inconformó con el dictamen. En un comunicado, América Móvil consideró que “la resolución del IFT no está basada en una evaluación integral en términos de competencia, ni considera los profundos cambios ocurridos en el sector”; argumenta que hace tres años se le impusieron –a América Móvil- medidas “asimétricas” antimonopolio que han reducido el “margen de sus beneficios” –léase utilidades para don Carlos- de un 45% a un 30%. Concluye señalando que el IFT incurre en “falta de certeza jurídica y de predictibilidad”, por lo que impugnará la decisión conforme a las leyes aplicables.

Como se advertirá, lejanos están los años en que el entonces presidente Echeverría compró a nombre del Estado la mayoría de acciones de Telmex, una acción valía entre 70 y 80 pesos y se le vendían a cambio del servicio a los usuarios; el lunes 10 de diciembre de 1990 el periódico “El Sol de México” daba cuenta en su nota principal “Telmex al Grupo Carso; pagó 1757.6 millones de dólares”.

Otros medios de comunicación daban cuenta “la venta de Teléfonos de México –la paraestatal que de enero a septiembre de este año obtuvo utilidades por 2 billones 217,178 millones de pesos- que será finiquitada a más tardar el 20 de diciembre, representará un muy buen negocio para sus compradores, porque tienen garantizado su auto financiamiento y crecimiento, al mismo tiempo que se incrementarán sus ganancias”.

Los operadores de las privatizaciones de Carlos Salinas argumentaron que Telmex no “era rentable” y que si se privatizaba bajarían los costos al consumidor y mejoraría el servicio. Originalmente Slim sólo tenía el 5% de la compañía; sin embargo, por razones que–tal vez- él y Salinas conozcan, resultó favorecido por el gobierno que aceptó que Slim pagará en “cómodas mensualidades” que provinieran de las propias utilidades que Slim obtuviera; negocio redondo.

Pero como suele suceder, Slim hoy se rasga las vestiduras y acusa “¡al ladrón al ladrón!”, cuando sólo se trata de una pequeña dosis de justicia histórica.

Es viernes ¡hoy toca! Diría Germán Dehesa…

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh