Del Zócalo a los Pinos: Raúl Castellanos

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“SU ESPOSO LE ARREBATÓ LA VIDA A MI PADRE…¿USTED QUIERE ARREBATARMELA A MI?” –Francisco Rubén Rodríguez Velasco-; inmersos en otros temas no había habido oportunidad de comentar lo ocurrido en la pasada FIL de Guadalajara durante la presentación del libro “Margarita, mi Historia”, una crónica de lugares comunes, autocomplacencias y omiso en la narrativa de hechos de la “vida real”, como el incendio de la Guardería ABC, en el que está más que documentada la intervención de la entonces “primera dama” en la protección y exoneración de la Fundadora y accionista mayoritaria, su prima Marcia Matilde Gómez del Campo, a la que en un principio como San Pedro a Cristo, pretendió negar “conocerla” , hasta que la prensa, local y nacional, documentó en crónicas e imágenes, la presencia de doña Marcia en los reventones familiares de la familia presidencial; o peor aún, tampoco hay referencia alguna a los crímenes y violaciones de Derechos Humanos, de los que la autora, Margarita Zavala, fue actora, cómplice, o por lo menos testigo, por comisión u omisión y de los cuales hasta el día de hoy no ha fijado una posición; hechos, que si bien para los Calderón son “motivo de orgullo”, a otros miles, de víctimas o “daños colaterales” de la pareja que intenta volver a los Pinos, les costó la vida o por lo menos se las destruyó o marcó para siempre; tal es el caso del joven Rodríguez Velasco, quien asistió a la presentación del mencionado libro y durante la sesión de autógrafos le contó a la candidata Zavala, la historia de cómo murió su padre a manos de las fuerzas de seguridad en un retén militar; le relató que fue confundido con un sicario y le dispararon hasta darle muerte y con absoluta franqueza y seguridad atribuyó la muerte de su padre a la iniciativa de Felipe Calderón de declararle la “guerra al narco”, una guerra, que se sabe Margarita Zavala respaldó en todas las acciones; al final, se acercó a ella y mostró un cartel que decía “Su esposo le arrebató la vida a mi padre ¿usted quiere arrebatármela a mí?”; el hecho, que me parece de lo más relevante e ilustrativo de lo que los “Calderón” significan para el país, de inmediato pretendió ser reducido –por el equipo de la “candidata”, sin alusión a la Candidata de Televisa- a una “provocación” del “malvado” PRI, otros, más oportunistas, queriendo hacer carambola se lo endosaron al “niño Fidencio” de la Mafia Azul, Ricardito Anaya; obvio, no prosperó la versión, al acreditarse plenamente la personalidad del denunciante y los hechos que dañaron por el resto de vida a su familia; lo que si lograron y es a la vez una muestra preocupante de los poderes fácticos que están atrás del cascarón que es esta campaña, fue reducir el impacto en los medios masivos de comunicación; en este contexto, solo como dato “anecdótico”, el 30 de julio de 2013, Proceso.com publicó “la guerra contra el crimen organizado durante el sexenio de Felipe Calderón dejó un saldo de 121 mil 683 muertes violentas, según datos dados a conocer hoy por el INEGI”; el pasado 5 de diciembre Jesús Silva Herzog Márquez escribió, cito “hace 10 años comenzó una guerra innecesaria y costosísima, ha cubierto de luto y de miedo al país, no hemos salido de ella, ha esparcido la violencia, ha trivializado la crueldad, fue una guerra elegida por el Presidente Calderón en los primeros días de su gobierno, no tenía un diagnóstico claro del problema..” y concluye “quienes defienden esta nefasta política argumentan que algo debía hacerse…se desentienden todos ellos de la elemental regla de ética política: el único rasero válido para un hombre de Estado son las consecuencias del actuar; en efecto, Calderón uso piedras que fortalecieron al monstruo, su conciencia está tranquila, al parecer, porque algo hizo, tendrá la satisfacción de aquel médico en la sala de emergencias que decide amputar ambas piernas al enfermo cardiaco, no le practicó un solo examen, no le hizo una sola pregunta, tenía a la mano el bisturí y algo tenía que hacer”; el viernes 9 el Secretario de la Defensa Salvador Cienfuegos lamentó que “a 10 años de lucha contra el narcotráfico” hayan muerto una alta cantidad de mexicanos sin importar el bando y sentenció “los mexicanos quieren al ejército en sus cuarteles y yo sería el primero en levantar no una, las dos manos, para que nos vayamos a hacer nuestras tareas constitucionales”; y el pasado sábado, la señora Zavala sin el menor asomo de autocritica, en un acto que podríamos calificar de cinismo de alto impacto expresó “debemos poner punto final a la simulación de gobiernos que no quieren, no pueden brindar seguridad, quiero a los delincuentes en las cárceles, quiero al ejército en los cuarteles”…y “quiero ser presidenta” y ahí sí, ¡que Dios nos agarre confesados!, ¿alguien puede asegurar que esto ya está decidido?…