Crisis financiera global, cerca del quiebre del sistema

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La actual crisis financiera mundial está cada vez más cerca del punto de no retorno. La combinación actual de estímulo fiscal, expansión de los balances de los bancos centrales y recorte de las tasas de interés podría llevar a un quiebre del sistema.

 

Así lo advierte Peter Garnry, estratega de Renta Variable de Saxo Bank, quien explica que la actual falta de acción de los gobiernos llevará a los líderes mundiales a la conclusión de que esta política no va a funcionar, lo que los obligará a dar un viraje total de estrategia y a centrarse en medidas microeconómicas que generen incentivos reales para invertir y producir.

“La apuesta por una política basada en alargar y disimular se agotará muy pronto”, alerta el experto, quien anticipa que esto ocurrirá antes de fin de año.

Europa se encuentra en una situación de insolvencia, en negación de los problemas reales que le aquejan y sin un camino creíble que seguir hacia el futuro, dice el economista en un reporte.

Además, el analista de Saxo Bank prevé que el crecimiento de China se verá disminuido hasta alcanzar 6.5%, lo que significaría que durante el siguiente trimestre, tanto el crecimiento chino como el global, tocarán sus niveles más bajos.

Respuesta en etapas

Saxo Bank explica la actual crisis en tres fases:

1. La negación: Etapa en la que las autoridades políticas y los bancos centrales se ven impulsados a confiar en los planes de relajación cuantitativa y en el estímulo financiero.

2. La protesta: Durante esta fase los electores eligen nuevos gobernantes que tampoco logran abordar los problemas reales.

3. El mandato por el cambio: Fase final en la que los líderes políticos se ven obligados a llevar a cabo una acción real.

De acuerdo con Saxo Bank, la UE permanece en la primera y segunda fase y aún no logra llegar al mandato por el cambio. No obstante, estima que es muy probable que dicha etapa se presente antes de que finalice el año debido a un quiebre al interior del sistema.

Lo que seguirá, según Peter Garnry, es una nueva estrategia enfocada en dotar a la microeconomía de incentivos para invertir y producir. Esto deberá estar acompañado de programas sólidos de seguridad y educación, un sistema sanitario justo, mercados de capitales con liquidez e impuestos razonables.

“Estos elementos serán clave para un plan de crecimiento exitoso”, asegura Garnry.

El Financiero