China declara a las universidades zona de guerra ideológica

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Hong-KongLa universidad de Pekín es una de las más importantes de China y a sus alumnos titulados se les abren las puertas para ocupar posiciones de liderazgo en todas las partes del país. La institución educativa está orgullosa de su cultura abierta y de libertad e incluso se ha dado el lema “Libertad de pensamiento y enfoque universal”. Pero parece que la libertad intelectual se acaba cuando entra en juego la voluntad del ministro de Educación, Yuan Guiren.

El ministro ha dictado nuevas normas que convierten en tabú todos los libros, escuelas y universidades que propaguen “valores occidentales”. Las universidades deben en cambio “transmitir los valores del presidente Xi Jinping”, exige el ministro.

De esa forma surgirán fuerzas ideológicas más limpias para el mercado de trabajo chino. Xi, jefe de Estado y del partido comunista, ya exigió el pasado diciembre una reideologización de las universidades. Y de forma similar, proscribió también una “limpieza profunda” ideológica a funcionarios del partido, artistas y periodistas.

¿Y cómo reacciona la universidad de Pekín? Con un alegato a favor de un sometimiento incondicional a las normas del ministro. “Las universidades chinas son universidades con cualidades socialistas. Por eso naturalmente todas las universidades deberían atenerse a una educación socialista”, informó la administración de la institución, al tiempo que advertía a los estudiantes que no se dejen guiar por “valores occidentales equivocados”.

Y en la televisión pública salieron profesores repitiendo obedientemente las fórmulas ideológicas del régimen.

Pero muchos estudiantes no quieren dejarse intimidar. “No basta con aprender únicamente sobre la cultura china. Para tener un panorama completo debemos también ocuparnos de otros valores y culturas”, cree Isaak, un estudiante de Finanzas de 18 años que solo se atreve a dar su nombre en inglés.

“Ello no cambiará mi vida privada, pero me dará la sensación de que nuestra sociedad sigue evolucionando”, añade el estudiante de mercadotecnia Guan Pingyi.

El año pasado, la en otro tiempo poderosa Academia de las Ciencias Sociales China cayó en el punto de mira de los vigilantes ideológicos.

Los medios estatales habían acusado al principal instituto de investigación de estar sometido a los poderes extranjeros y obligó a los investigadores a cancelar los viajes al exterior. Desde entonces, se congeló la cooperación entre la academia e instituciones políticas de otros países.

Los profesores apenas quieren pronunciarse sobre las nuevas normas, pues el tema es demasiado controvertido. Muchos tienen miedo de ser objetos de represión.

Paradójicamente, el destino extranjero más popular entre los estudiantes chinos es Estados Unidos.

El semestre pasado, unos 274 mil chinos estudiaron en universidades estadunidenses, como se desprende de las cifras del Instituto de Educación Internacional. Pero cada vez más se dirigen a otros países, entre ellos Alemania.

Agencias