Avilés y el nuevo PRI en Oaxaca: Moisés MOLINA

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A estas alturas, muchos priistas aún no saben que al PRI le cambiaron una vez más, dirigentes. No saben que a partir del 1 de noviembre Salvador Sánchez y Alejandro Avilés son los nuevos presidente y secretario general. El adelgazamiento de los canales de información no es reflejo tanto de haber dejado de ser gobierno, como del desastre que tortuosamente los actores cupulares del partido han hecho de su dinámica interna desde 2010.

 

En lugar de haber hecho de su condición opositora una ventaja comparativa, los priistas más influyentes han hecho de lo peor del darwinismo político, su bandera. La vorágine por la supervivencia personal sigue sacrificando la posibilidad de adaptación del partido como institución de interés público. Se ha dejado de hacer política y “la grilla” se ha entronizado. En Oaxaca se ha quedado el PRI sin dirigencia. Durante las campañas, su función la han suplido los candidatos; y ganen o pierdan, terminada la campaña, la militancia vuelve al limbo en que se quedó cuando Gabino Cué entró al gobierno.

Las nuevas designaciones despertaron sentimientos encontrados respecto del único referente que los priístas oaxaqueños tienen en esa dupla. A Salvador Sánchez casi nadie lo conoce en Oaxaca, no así a Alejandro Avilés. Ha vivido con la mayor intensidad  su carrera política aquí los últimos años en el gobierno y al interior del partido. Hombre mucho más temido que respetado e inobjetablemente, conocedor de las prácticas que en los tiempos de esplendor del PRI eran eficaces.

El hecho es que de Salvador Sánchez no ha habido menciones más que menores. Fue Alejandro Avilés quien, inmediatamente al escueto comunicado del CEN priista, despertó animadversión incluso, entre el círculo de priístas marcados con el hierro ulisista.

¿Qué es veracruzano? No me consta ¿Que su pasión son los juegos de apuesta? No me consta ¿Que ha vendido incluso varias candidaturas para un mismo municipio y un mismo distrito? Tampoco lo sé de cierto ¿Que una cauda de corrupción le persigue desde su paso por la secretaría de administración en el gobierno de Murat? No lo puedo constatar. Sin embargo, los señalamientos ahí están periodísticamente acreditados y en apariencia exorbitante para un político de bajo perfil que demostró que la prueba de las urnas no es tan sencilla como candidato que como operador político.

He recibido cara a cara, vía telefónica y a través del correo electrónico y las redes sociales un sinnúmero de comentarios. Solo dos a favor de la designación de Avilés. ¿Cómo interpretar entonces estas designaciones? ¿A que le apuesta Pedro Joaquín Coldwell en Oaxaca? ¿Avaló Peña Nieto estos encargos?

Simple y sencillamente cada quien está en lo suyo y en sus agendas, Oaxaca no existe como tema de preocupación real. La encomienda de entregarle a un político en retiro la presidencia del PRI en este estado y la secretaría general al más cuestionado de los ulisistas, no sugieren otra cosa más que desinterés y hasta desprecio. Jorge Sandoval después de suplicar, seguramente amagó para que lo removieran. Su estancia en Oaxaca fue, de principio a fin, una pesadilla y reclamaba en el próximo gobierno federal su pago a los servicios prestados al CEN aquí.

Cada vez son menos los priistas que sienten indignación, se están acostumbrando a resignarse a las decisiones de escritorio donde uno o dos aconsejan y uno solo el que decide. Las bases están para resistir con sus votos y activismo la marcha avasalladora del gobierno de Gabino, sus representantes populares y sus candidatos; no para opinar, mucho menos para cuestionar. Callar y obedecer es la consigna como en una relación entre soberano y súbdito; ya ni siquiera de padre a hijo. Decisiones como esta no exhiben más que desprecio. En la refundación que para el PRI anunció Coldwell en su toma de protesta, no cabe Oaxaca; en el “nuevo PRI” que publicitó como candidato nuestro presidente electo, tampoco.

Dígame usted –amable lector- si no. ¿Por qué se dieron los nombramientos a inicios del puente de “todos santos”? ¿Por qué para la presidencia eligieron a un político en retiro sin ya nada que perder? ¿Por qué en la secretaría general en lugar de una mujer, impusieron al más cuestionado aún entre los del establo?  No lo harían sin la certeza de que el priismo oaxaqueño callará y obedecerá. Los primeros en hacerlo son quienes creen tener posibilidad de alguna candidatura en 2013. No bien vean frustradas sus pretensiones comenzarán tardíamente a externar su molestia acumulada. El partido no importa más, importan las personas. El egoísmo es la moneda de cambio y los pocos que logren subir al barco de las candidaturas, ya tampoco regresarán al partido, seguirán como los de hoy en los congresos, en las presidencias municipales y en los gobierno, asegurando hasta donde se pueda, su futuro personal y el de sus familias.

Pareciera que los priistas no saben que la visión al interior del partido en términos electorales queda en segundo término. ¿Qué mensaje se está mandando a los de afuera, a los ciudadanos sin partido, a aquellos que con su voto deciden elecciones, a esos famosos votantes volátiles que en las últimas jornadas, más que premiar las coaliciones, han castigado el PRI?

Por mi parte no hay enemistad con Alejandro Avilés. Compartí con él tareas institucionales partidistas y de gobierno. Un hombre jovial y correcto en su trato personal. Al menos así se mostró conmigo. Pero respetuosamente considero que en este momento su designación no le viene bien al PRI.

Dirigir al PRI, a cualquiera de sus niveles, necesita pasión, preparación, trabajo, seriedad, responsabilidad, conocimiento, honestidad y honradez. Cualidades personales que además de tenerse, la militancia y el electorado deben percibir. La política es el mundo de las percepciones. Es tan importante ser como parecer ser. Pero cuando no se es, es inútil parecer serlo.

Un dirigente que se ríe a espaldas de sus interlocutores y en ocasiones de frente, que asume compromisos que no sabe si cumplirá o que sabe que no cumplirá y que todo lo reduce a la praxis política del arreglo, de la componenda, del amiguismo y del compadrazgo es lo que menos necesita el PRI en este momento tan delicado.

Al margen de lo que pude atestiguar en las pocas ocasiones que Avilés me brindó la confianza de convivir con él y que por gratitud a esa confianza no consignaré, recuerdo no muy gratamente cuando me preguntaba por el “y pa´qué” ; era el ICADEP en su lenguaje.

A todo esto ¿Qué le espera al PRI oaxaqueño con su nueva dirigencia? Muchas intuiciones, ninguna certeza. Por mi parte, por el bien de Oaxaca, espero que al PRI le vaya bien. Oaxaca está urgido de gobierno y seguir sin una verdadera oposición que lo active, implica seguir sin él.

Twitter: @MoisesMolina

moisesmolinar@hotmail.com