Alimentación y empleo. La pesca, potencial social olvidado: Armando Navarrete

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Primera parte

EL PROBLEMA

 

La situación nacional es agobiante para los trabajadores. La inseguridad y la corrupción resuenan por todos los rincones del país pero también es angustiosa, socialmente hablando, la carestía y el desempleo. Los precios prohibitivos de los productos alimenticios y, peor aún, la falta de ingreso entre la enorme cantidad de mexicanos desocupados  o subempleados, calientan el ambiente sociopolítico o condenan a sectores amplios de la población a las actividades ilícitas. Lo cual sin embrago, no es un estado de cosas inalterable. Obliga a todos a ocuparse en la búsqueda de soluciones, más a quienes hemos tomado la determinación de contribuir a la construcción de un Proyecto Alternativo para la Regeneración Nacional.

Bien lo dice la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), al sostener que “la pesca y la acuicultura son asuntos de seguridad nacional y parte esencial del quehacer económico y social del país… (y que la pesca y) la acuicultura representan una alternativa real para ampliar la oferta alimentaria en (México), contribuyendo a la seguridad alimentaria, la generación de divisas y a crear fuentes permanentes de empleo, estimulando el desarrollo regional.”

En “El océano y sus recursos”, del proyecto La Ciencia para Todos” auspiciado por la SEP con el Fondo de Cultura Económica, se presenta una vasta cantidad de datos sobre la pesca nacional acotada a la última década del siglo pasado.  De ahí extraemos lo que a nuestro juicio facilita el entendimiento de esa alternativa y potencial nacional para ampliar la oferta alimentaria y generar empleos, además de complementar la información con otras fuentes.

EL POTENCIAL PESQUERO

“La República Mexicana posee 11,592.77 kilómetros de costas, de los cuales 8,475.06 corresponden al litoral del Pacífico y 3,117.71 al del golfo de México y mar Caribe, incluyendo islas; su plataforma continental es de aproximadamente 394 603 km², siendo mayor en el golfo de México; además cuenta con 12 500 km² de lagunas costeras y esteros y dispone de 6 500 km² de aguas interiores, como lagos, lagunas, represas y ríos. Al establecerse en 1976 el régimen de 200 millas náuticas de Zona Económica Exclusiva, quedan bajo jurisdicción nacional 2 946 885 m² de región marina nacional.”

“Por la ubicación geográfica del país, sus aguas ofrecen medios muy diversos para las distintas especies de organismos acuáticos debido a la variabilidad de climas y de condiciones ecológicas, la cual es mayor en las aguas marinas; esto permite que en los mares de México se encuentren especies de climas templado, cálido y frío, de fondo y superficie, costeras y de alta mar, regionales y migratorias, y de todas las transiciones entre estos tipos extremos.

En general, los ecosistemas de las zonas tropicales se caracterizan porque en ellos vive una gran diversidad de especies y no se encuentra alguna que domine por su abundancia; esto sucede en las aguas que bañan las costas mexicanas, lo que ofrece al país ventajas que han permitido establecer grandes pesquerías comerciales, principalmente en el golfo de California, en la costa occidental de la península de Baja California, en la sonda de Campeche, así como pesquerías tropicales a lo largo de todos sus litorales.

En estas aguas se aprovechan 305 especies diferentes, y algunos investigadores han calculado que existen 1,200 especies posibles de ser capturadas. La utilización de estas especies se ha incrementado paulatinamente; en los años 60 a 70 tenían importancia económica solamente 20 especies de peces, 2 de crustáceos y 2 de moluscos; en la actualidad ha aumentado el aprovechamiento de especies de peces pelágicos (ubicados prácticamente en la totalidad del mar, excepto en el fondo) y demersales (peces que viven cerca del fondo del mar), que llegan a alcanzar más del 50% de la captura total nacional y diversifican la pesca en cuanto a nuevos recursos.”

POBLACIÓN OCUPADA EN LA PESCA

De acuerdo con esa publicación del FCE, en los años 90 la población ocupada en la pesca fue de 217,212 personas; en 2001, según la FAO, ésta llegó a 268,727 y, atendiendo al Anuario Estadístico de Acuacultura y Pesca 2010 de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CNAP), en ese año la población dedicada a la actividad pesquera registró las 294 mil personas: de ellas 250,680 (menos que en 2001) se dedican a la captura (85%) y el resto o 43,123 personas, se dedica a la acuacultura (15%). Es un hecho que el sector social ha sido desplazado y desprotegido en la actividad pesquera. En el pasado, las cooperativas pesqueras representaban el mayor número de empleos y los principales volúmenes de captura. Hoy esto se ha revertido a favor del sector privado, con menos empleos y el predominio en la producción comercial y de exportación.

LA FLOTA PESQUERA

En el proyecto La Ciencia para Todos” de la SEP y el Fondo de Cultura Económica se indica que la flota pesquera mexicana estaba formada por 2,344 camaroneros, 87 atuneros, 98 sardineros-anchoveteros, 772 de escama y 70 806 embarcaciones escameras menores, haciendo un total de 74,107 en 1994. Por su parte, la FAO señala que, como ha ocurrido desde los años cuarenta, más del 90 por ciento de la flota consistía en pequeñas embarcaciones (hasta 36 pies de eslora) de fibra de vidrio con motor fuera de borda, llamadas “pangas”. De las 106,425 embarcaciones de la flota nacional en 2001, 102 807 (96,6 por ciento) eran de este tipo. 

La flota industrial incluía 2 407 arrastreros camaroneros (pesca de arrastre que se realiza mediante una gran bolsa de red de altura variable, que por diversos medios se mantiene abierta y se arrastra por el fondo marino), 132 cerqueros (buques para pesca del atún mediante redes de cerco que rodean al cardumen) y palangreros atuneros (pesca consiste en la colocación de anzuelos anudados a una línea principal que se lanza al mar), 89 cerqueros sardineros y 990 barcos que capturan peces y otras especies como pulpos.

De esta flota industrial, el 70 por ciento de los arrastreros camaroneros, el 78 por ciento de los atuneros y todos los cerqueros dedicados a la sardina y la anchoa se hallaban en la costa del Pacífico y casi todos (alrededor del 90 por ciento de las flotas camaronera y atunera del Pacífico y toda la flota sardinera) se concentraban en los cuatro estados que rodean el Golfo de California. (Sonora, Sinaloa, Baja California y Baja California Sur). En cambio, y siguiendo con la FAO, en 2001 poco más de la mitad de la flota artesanal (54 por ciento) se hallaba en la costa del Pacífico (que representa el 72 por ciento de todo el litoral) y sólo el 27 por ciento, en el Golfo de California.

La CNAP señala que la flota pesquera llegó a 94,111 embarcaciones en 2010 (menos que en 2001), de las cuales 3,206 son de pesca de altura y 90,905 de pesca ribereña. En la pesca de altura se resalta el esfuerzo pesquero enfocado en la captura de camarón con 1,932 unidades con un tonelaje neto promedio de entre 40 y 80 toneladas, una eslora promedio de 20 a 25 metros y una antigüedad promedio de más de 30 años; de estas embarcaciones el 70% se encuentran registrada en el litoral del Pacífico y el otro 30% en el litoral del Golfo de México y Mar Caribe.

En posteriores entregas detallaremos el proceso de desmantelamiento de la flota pesquera social y la transformación de los cooperativistas en trabajadores asalariados o desocupados, con pocas o nulas posibilidades de retomar lo que fuera un sector dominante y prometedor en la producción alimenticia y el autoempleo.

PRODUCCIÓN PESQUERA

El volumen de la producción pesquera comestible e industrial ha evolucionado de la siguiente manera: en 1960 llego a 354 mil toneladas; en 1970 a 307 mil; en 1980 alcanzó 1 millón 59 mil toneladas;  en 1990 avanzó a 1 millón 289 mil  toneladas; en el año 2000 se logró una captura de 1 millón 239 mil toneladas; y. Finalmente,  en 2010 llegó a 1 millón 473 mil toneladas. Más adelante conoceremos la estructura y el origen territorial de esta producción por principales especies capturadas.

COMERCIO

En 2001, la FAO reporte que las exportaciones de pescado totalizaron casi 204 000 toneladas y su valor ascendió a 602 millones de dólares. El principal cliente de México es Estados Unidos, con un 59 por ciento del volumen total de las exportaciones y un 85 por ciento de su valor total (debido a que las exportaciones de camarón congelado representan el 30 por ciento del total exportado a dicho país). En volumen, otros clientes importantes son Corea del Sur (10 por ciento), Japón (5 por ciento), España (6 por ciento) y Taiwán (0,5 por ciento).

El camarón congelado es el producto más importante (19 por ciento del volumen y 66 por ciento del valor). Las exportaciones de pescado congelado, aunque son más importantes en volumen (28 por ciento) lo son menos en términos económicos (sólo el 5 por ciento del valor total). Algunos de los productos que han cobrado mayor importancia en el mercado internacional son el pulpo (Asia y Europa) y algunas especies como los erizos y cohombros de mar para los mercados asiáticos, pero no se dispone de las estadísticas pertinentes.

Las importaciones proceden sobre todo de los Estados Unidos (34 por ciento), Chile (15 por ciento), Canadá (2,6 por ciento) y España (1,5 por ciento). Una parte considerable (27 por ciento) de las 136 000 toneladas importadas en 2001 consistía en pescado congelado o fresco. Los aceites de pescado representaron otro 18 por ciento y el pescado enlatado, un 12 por ciento.

Según reporta la CNAP, durante el año 2010 las exportaciones reportadas ascendieron a 842 millones de dólares con 249 mil toneladas de pescados y mariscos en diversas presentaciones; mientras que las importaciones fueron de 647 millones de dólares y 215 mil toneladas de producto logrando con esto un saldo favorable de 196 millones de dólares.

 

La principal especie de exportación es el camarón, la cual aportó el 31% del valor total, siendo Estados Unidos el principal destino, demandando el producto en su presentación de congelado y descabezado. Otro grupo de productos con una participación relevante en los movimientos con el exterior es el atún y sus similares, que tuvieron una participación del 11% en el valor de las exportaciones totales, siendo Japón el principal acopiador con el atún aleta azul en su presentación de fresco/refrigerado.

 

En importaciones, México adquirió camarón principalmente de China, Guatemala y Honduras; resaltando que de China, quien fue el principal proveedor, el camarón arribó procesado, cocido, frito y empaquetado. Otro grupo de productos relevantes en las importaciones mexicanas, son los derivados de algas, como la carragenina y el agar-agar, que se utilizan como estabilizadores de alimentos y comestibles. Para el año 2010 se tiene la presencia del Basa de Vietnam, que tiene una participación del 13% en le valor total de las importaciones.

SEGURIDAD ALIMETARIA

Desde nuestra óptica, la pesca del sector social ha venido a menos y continua en franco retroceso por la falta de atención gubernamental a la actividad. Así, la FAO señala que aunque el consumo percápita de productos pesqueros ha disminuido mucho en México (en 2010 el consumo humano directo fue de 10.6 kgs, por persona), el sector pesquero sigue siendo importante para la seguridad alimentaria en las zonas costeras y del interior. Por ello, debería realizarse la ordenación pesquera con normas sostenibles y asignársele alta prioridad. El estancamiento o descenso de las capturas que no siguen el ritmo del crecimiento demográfico, la sobreexplotación de especies importantes para la pesca artesanal y la aparente falta de empeño en otras posibilidades de desarrollo rural (como la ordenación de las pesquerías continentales para aumentar la producción) indican que esta tendencia continuará en el futuro previsible.

LOS RETOS

Sinaloa, Oaxaca, Campeche, Guerrero y Tamaulipas cuentan con una longitud de litoral más o menos semejante: 640.17 km, 597.51 km, 523.3 km, 484.94 km y 457.72 km. Sin embargo tienen una participación en la producción pesquera nacional del 21 %, 0.7 %, 2.6 %, 0.4 % y 2.6 %, respectivamente, que nos obliga a la reflexión.

Asimismo, habrá que abordar los fenómenos o desajustes climáticos -sus causas y sus efectos-, la contaminación, la normatividad o reglamentación, la investigación insuficiente, la falta de financiamiento, el descuido de la infraestructura y el menosprecio al sector social de la pesca, entre otras limitantes para ser un país competitivo en materia pesquera.

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