La llegada de miles de personas a costas europeas en busca de asilo ha llevado a las autoridades a tomar decisiones drásticas: al no tener dónde hospedarlos, han creado albergues ¡en campos de concentración nazis!
Es el caso de Dachau, ubicado a las afueras de Munich y donde el régimen de Adolf Hitler asesinó a 41 mil 500 personas durante la Segunda Guerra Mundial.
“No me parece para nada una bienvenida que estos refugiados estén en un lugar que simboliza tortura y muerte”, dijo Gabrielle Hammermann, directora del museo de Dachau, al diario The Guardian.
Alrededor de 50 personas viven en el terreno del campo de concentración, en pequeños cuartos del edificio que antes albergaba un jardín medicinal. Con éste, los nazis buscaban remedios alternativos a enfermedades como la malaria o hepatitis.
En el edificio principal, al otro lado del jardín, experimentaban en judíos, gitanos y otros, buscaban los efectos de la altitud en pilotos alemanes con el fin de analizar cuándo era mejor que usaran su paracaídas, o dejaban morir a la gente en tinas de hielo para estudiar los procesos de hipotermia.
Pero esa historia significa poco para los asilados que ahora viven en ese lugar.
“Lo único que quería era un techo sobre mi cabeza (…) Aquí no me tengo que preocupar de que, si doy un paso fuera, me matan”, afirmó Ashkan, afgano de 22 años cuya familia fue asesinada por el Talibán.
Dachau, que también fue albergue de refugiados al término de la Segunda Guerra Mundial, no es el único sitio improvisado como hospedaje por autoridades alemanas. También hay centros de exhibición, mercados y estaciones de tren.
Se espera que más de 800 mil personas lleguen este año, y muchas ciudades pequeñas no pueden lidiar con el flujo. En ese sentido, el Alcalde de Dachau defiende el uso del campo.
“Quienes viven ahí son los miembros más vulnerables de nuestra sociedad. Los edificios, con todo y su carga histórica, pueden ser usados para un fin valioso”, señaló Florian Hartmann a The Guardian.
Alemania no es el único país rebasado por la llegada de los refugiados. Tan sólo ayer, más de 7 mil personas llegaron a Austria.
Esta semana, Hungría ha cerrado sus fronteras y construido vallas con alambre de púas para prevenir la entrada de personas que buscan asilo en la Unión Europea.
Croacia ofreció dejarlos pasar, pero después regresó los trenes para intentar forzar a autoridades húngaras a que acogieran a los migrantes.
El miércoles, los líderes europeos se reunirán para discutir la situación.
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